Presentación de una actividad emblemática
La música es un motor del despertar sensorial y psicológico, pero también una fuente de convivencia. La pobreza es la madre de muchos vicios -no asistir a la escuela, deserción y abandono escolar, trabajo infantil, renuncia a la patria potestad- que a su vez tendrán consecuencias que sólo agravarán esta situación de pobreza y subdesarrollo. El proyecto de Casem, consiste en asegurar que el mayor número posible de jóvenes, especialmente las muchachas, puedan salir de la precariedad y promocionarse. Para ello, la ONG Bel avenir ha elegido llevar a cabo este proyecto utilizando la música y las artes a su alcance. El centro se creó tras la formación del coro «Malagasy Gospel» y del grupo de batucadas «Bloco Malagasy», ambos grupos reservados a las jóvenes en la lucha contra los embarazos precoces y la promoción de la equidad de género. Luego seguirán los capoeiristas » Roda Malgache » (en 2010), la banda de música » Malagasy marching Band » (en 2012), la escuela de circo » Malagasy Circus » (en 2013) y los titiriteros » Les Géants de Tuléar » (en 2015) así como actividades secundarias como clases de piano, guitarra, violín y violonchelo que están en pleno crecimiento. En CASEM, el arte y la música se utilizan como medios eficaces para transmitir mensajes de sensibilización y educación a los beneficiarios y a la población en general, durante las actuaciones públicas y durante nuestros intercambios interculturales. Los intercambios forman parte del programa ESIP (Educación para la Solidaridad y la Paz Internacionales), en Madagascar y en todo el mundo, en Europa, América y también en en África. Con las giras e intercambios de nuestros grupos, como La Malagasy Gospel o La Bloco, el objetivo es educar y concienciar sobre la explotación infantil y los derechos de los niños a través de la música y de diferentes actividades culturales. En los entornos con poca escolaridad, los jóvenes tienden más a andar por las calles sin una dirección clara y a dedicarse a actividades ilícitas e ilegales, pero también se vuelven ociosos. El arte y la música se utilizan en el centro como actividades lúdicas, pero sobre todo como un medio de educación y de compartir. Permiten que los jóvenes se diviertan y tengan la oportunidad de practicar una actividad que les guste, para hacer oír una voz que les beneficie a ellos y a sus familias. Sin embargo, sigue siendo muy importante asegurar que esas actividades formen parte de la educación de todos, ya que los miembros están o deberían estar en la escuela, o al menos siguen un curso de capacitación para tener una perspectiva de futuro.